Michoacán es un uno de los estados que cualquier turista no debería dejar de visitar por su paso por los Estado Unidos Mexicanos. Este estado se encuentra el el suroeste del país albergando en su territorios hermosos bosques, selvas y playas bañadas por el océano Pacífico. Esta fue mi primera aventura en coche por México. Todo comenzó con la visita a la isla del lago Patzcuaro en el Día de Muertos ( 2 de Noviembre). Un total de 7 horas de viaje en bus fue el desafío para llegar a la isla de Janitzio., pero valía la pena: los amigos, el ambiente, el olor a bosuqe y a incienso... . Allí nos encontramos con mis amigas Sandra, Elena, Alejandra y Reyes y otros amigos, y pasamos toda la noche paseando, pisteando, viendo los rituales indígenas en los cementerios de la isla. ¡Una pasada! ESo si... hacía un frío que no veas! Ahh! y el famoso hoyo, donde todo el que pasaba en la plaza donde hacíamos botellón, se cayó... hasta la policía!
¡TODOS DE FIESTA!
EL FAMOSO HOYO
LOS RITUALES DEL DÍA DE MUERTOS EN EL PANTEÓN
YO CANSAETE DURANTE LA NOCHE
TODOS MUERTOS DE FRÍO EN EL BARCO, DE VUELTA DE LA ISLA
La segunda parte del viaje comenzó con un tour el coche por el interior de Michoacan hasta llegara la costa delimitada con el estado de Guerrero. Pasamos la noche en Playa Azul, durmiendo con el calorcillo al lado de la playa en unas hamacas y dándonos el primer baño mexicano en la costa del Pacífico.
¡YO EN LA HAMACA!
SANDRA Y ALEJANDRA, Y EL AMANECER
Después, arrancamos el coche y atravesamos toda la línea de costa del estado de Michoacán, atravesando la selva, hasta llegara nuestro siguente destino: Faro, donde comimos un delicioso pescado en un chiringuito en lo alto de un acantilado donde podías disfrutar de unas maravillosas vistas, y la playa de La Llorona , el sitio ideal para acampar, tomar el sol, disfrutar de sus aguas frías y del paisaje natural.
LAS VISTAS DEL CHIRINGUITO
Finalmente, después de cuatro días de unas buenas vacaciones, más de mil quinientos kilómetros recorridos, tuvimos que regresar a Aguascalientes para incorporárnos a la vida de estudiante de intercambio.